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2000-06-28
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5KB
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93 lines
Shin Marmalade BoyPor Marc Ortiz Costa "Mak"
04-02-1999
__________________________________________________________
[PRELUDIO]
Viernes, 7 de mayo de 1999. La lluvia mojaba las paredes, y la noche
parecia querer hablar. Meiko cogi≤ las velas y las deposit≤ encima la
mesa del comedor. El color rojo de estas contrastaba con el mantel
blanco.
Habia sido un mal dia, pues habia llovido mucho, y en los dias de lluvia,
no se sentia inspirada, y apenas podia escribir. Pero eso influia en su
felicidad : Nachan cumplia 32 a±os, y era un motivo de celebraci≤n. Era
el principio del renacimiento, ya que por culpa del gran exito de Meiko
como escritora, constantemente tenia que viajar, lo que provocaba que
pasaran largas temporadas sin verse, y esto influia negativamente en su
relacion. A veces sentia envidia de lo bien que se llevaban los Matsuura ,
que, a pesar de la imposibilidad de tener hijos, vivian felizmente en Tokyo.
Hacia tiempo que no veia a Miki, desde que el a±o anterior la habia ido a
visitar a Nueva york. Habian coincidido alli por motivos de trabajo, y
aprovech≤ unas horas libres para ir a verla a su hotel. Estaba
desconsolada. Sabia como le gustaban a Miki los ni±os, y el hecho de
que Yuu no pudiera ser padre le habia afectado mucho. Fue como volver
a los viejos tiempos. Le habia hablado con la dulzura de anta±o y Miki
acab≤ comprendiendo que esto no tenia que ser un obstaculo para su
felicidad, y que todo podia tener una soluci≤n : podian adoptar un ni±o.
Meiko sonri≤, y decidi≤ llamarla al dia siguiente, para invitarla a pasar
unos dias en su casa.
Namura comprob≤ que la puerta estuviese bien cerrada y se arrop≤
con la gabardina, pues hacia mucho frio. Aquel dia se le habia hecho
interminable, y todo por la cena que tenia con Meiko: estaba tan
nervioso como si fuera la primera vez que saliesen juntos. Eso le
recordaba a la emocion que sentia cuando se veian de escondidas, o
aquella vez que ella fue a su casa y paso la noche alli. Parecia que
solo hubiesen pasado unos meses, aunque en realidad habian pasado
a±os. Era un gran dia, y iban a aprovechar el hecho de que los ni±os
estuvieran en casa de los abuelos, cosa que, al vivir estos en Tokyo,
no ocurria muy a menudo. Los padres de Meiko se reconciliaron con
ella y con Namura despues del nacimiento de Miyu, parecia que tener
nietos les hubiera ablandado el corazon. Poco despues habia nacido
Hirobe, esta vez sin que lo hubieran planeado, pero fue igualmente
bienvenido. A veces, hasta creia que los ni±os habian arreglado el
matrimonio de sus abuelos, cosa que en otros tiempos hubiera parecido
imposible.
Solamente faltaban una par de calles para llegar a casa.Siguiendo
inmerso en sus recuerdos, no se dio cuenta de la lluvia que caia
hasta que un coche lo salpico de barr≤, ensuciandole la gabardina,
asi como el ramo de diez rosas que aquella tarde habia comprado
para Meiko. Aunque usualmente era bastante educado, le propino
al conductor una serie de insultos, fruto de la indignacion que le
habia suponido la interrupcion de su viaje al pasado.
Tenia los pies congelados, y intent≤ volver a sus recuerdos para
no malhumorarse con el frio que hacia y el imbΘcil que le habia
salpicado de barro, pero no se dio cuenta de que tenia un pie fuera
de la acera, y resbal≤ con el otro, cayendose de espaldas en medio
de la calle justo en el momento en que pasaba otro coche, y
Namura fue golpeado y lanzado a varios metros de distancia, dejando
un rastro de petalos de distintos colores por toda la calle. El conductor
no habia visto la figura de Nachan a causa de la lluvia, y no habia
podido evitar la colisi≤n.Los chillidos de una vecina alertaron a Meiko,
quien estaba colocando en la mesa todos los manjares que habia
preparado para esa noche. Repetia una y otra vez su nombre, y
parecian gritos desgarrados por el dolor de lo que estaba ocurriendo,
de lo que todavia no habia sido testigo.
Sin imaginarse que podia ser, abri≤ la puerta de la entrada principal,
sin sacarse ni siquiera las zapatillas que llevaba puestas, y fijo la vista
en el coche parado en medio de la calle, y en el cuerpo sin vida de
Namura, que yacia a unos de ella. No pudo gritar. Las lagrimas parecian
caer sin fin por sus mejillas, y el simple nombre de su marido, Nachan,
que habia repetido cientos y cientos de veces, en distintas tonalidades,
pero siempre demostrando el amor sin limites que sentia por el, parecia
no querer salir de su boca. Se abalanzo encima de el cuerpo, y lo giro,
sosteniendolo en su regazo. Tenia la cara desfigurada. Seguramente
habia muerto al instante, no habia sufrido.Recupero la voz, y se puso a
llorar con mas ganas de las que nunca habria imaginado tener, con
mas razon de la que nunca hubiera podido desear. Pero el ya no volveria,
no levantaria la cabeza y le sonreiria, con esa sonrisa sin palabras que
siempre la habia vuelto loca, esa sonrisa sincera que habia arreglado las
mas peores disputas.
Al ver el rastro de rosas que habia por la calle volvio a estallar en llantos,
gritando su nombre, aunque dandose ya cuenta de que nada podria hacer,
de que todo se habia acabado para ella, de que, por primera vez en la vida,
algo parecia no tener soluci≤n.
Fin del preludio